jueves, 20 de diciembre de 2012

Nueva colaboración Revista Acueducto

Hoy ya puedo anunciaros una nueva colaboración con la revista española que se publica en Japón Acueducto para la que he escrito un relato que se publicara en entregas en cuatro números.
¡¡Y ya a salido la primera entrega!!
En esta ocasión sale traducido al japones como podéis ver en la imagen así que os pongo el texto en castellano para que os podáis enterar XDD   http://acueducto.jp/



Capitulo 1
            Soy Berenguela Ortiz, hija de Felipe Ortiz, hombre nacido en el seno de una familia noble castellana. Siendo joven conoció a Catalina Pardo, de alta cuna y esposa de Gonzalo Padilla, con quien contrajo nupcias por mandato de sus progenitores. Mala vida recibía de éste que gustoso tomó la dote, pero no puso tanto empeño en ejercer de buen esposo. Mis padres iniciaron un secreto romance a pesar de ir en contra de la doctrina eclesiástica. Si eran descubiertos, serían acusados de pecadores y recibirían sendos castigos. Por ello, al cabo de unos meses, se fugaron de sus casas.  Abandonaron Castilla y todo cuanto tenían.
            No era prudente permanecer en el reino, así que, viendo la oportunidad de cumplir uno de sus más fervientes deseos -convertirse en marino-, marcharon con destino al condado de Cataluña. Yo nacería de camino, en el reino de Aragón.  
            Al llegar a su nuevo hogar, se instalaron en una modesta casa y fingieron ser esposos.
            Gracias a su empeño y entrega mi padre obtuvo pronto empleo en los astilleros. Allí demostró su valía y su interés por aprender cuanto refería a la navegación.
            Durante mucho tiempo, trabajó en diversos navíos pesqueros mientras soñaba con surcar el océano.
            Contando yo nueve años, madre volvió a quedar preñada. Mi hermano Diego sería una nueva alegría para nuestra sencilla, pero feliz, vida. Mas, a partir del parto, la salud de madre iría cada vez a peor hasta que, tres años después, unas fiebres se la llevaran con el buen Dios.
            Mi señor padre, temiendo dejarnos solos cuando él navegaba, pidió permiso a sus patrones para llevarnos en las travesías.
            Ahora, embarcamos nuevamente, pero esta vez no navegaremos en un barco pesquero, sino en un inmenso galeón que se adentrará en aguas desconocidas. Busca territorios en los que descubrir productos novedosos, con los que negociar y lograr fortuna.